Miguel Ángel Russo, una de las figuras más queridas y respetadas del fútbol argentino, falleció este jueves tras una larga lucha contra una enfermedad. Con una trayectoria intachable, su nombre quedó grabado en la historia de Boca, Estudiantes de La Plata y de varios clubes donde su trabajo fue sinónimo de profesionalismo, liderazgo y compromiso.

Nacido en Lanús el 9 de abril de 1956, Russo dedicó toda su carrera como jugador a Estudiantes, club en el que debutó en 1975 y al que defendió hasta su retiro en 1989. Mediocampista de carácter y visión de juego, disputó 420 partidos, marcó 11 goles y fue parte de los planteles campeones del Metropolitano 1982 y del Nacional 1983. Su salida del club estuvo marcada por diferencias con la dirigencia de aquel entonces, que incluso lo llevaron a iniciar una demanda para cobrar una deuda pendiente.

Apenas colgó los botines, Russo encontró en la dirección técnica su verdadera vocación. Su carrera como entrenador comenzó de la mejor manera: logró ascender a Lanús en las temporadas 1989-90 y 1991-92, y repitió la hazaña con Estudiantes en 1994-95. Luego, su paso por la Universidad de Chile lo llevó a las semifinales de la Copa Libertadores 1996, donde fue eliminado por River Plate, y más tarde tuvo destacadas etapas en Rosario Central.

El gran salto llegó en 2005, cuando conquistó el Torneo Clausura con Vélez Sarsfield. Ese éxito lo llevó a Boca Juniors, donde se consagró campeón de la Copa Libertadores 2007, entrando en la historia como uno de los pocos entrenadores que lograron ese título con el Xeneize.

A lo largo de su extensa carrera, Russo también dejó su huella fuera del país. En Colombia dirigió a Millonarios y conquistó el Torneo Finalización 2017 y la Superliga 2018, ganándose el respeto del fútbol cafetero. En su regreso a Boca, en 2020, volvió a gritar campeón al obtener el Campeonato de Primera División 2019-20 y la Copa de la Liga Profesional 2020.

Su última gran alegría llegó en 2023, cuando levantó la Copa de la Liga Profesional con Rosario Central, demostrando que su vigencia seguía intacta. En 2025, había iniciado su tercer ciclo como técnico de Boca Juniors luego de una destacada campaña con San Lorenzo, reafirmando su lugar como uno de los entrenadores más influyentes del país.

Más allá de los títulos, Miguel Ángel Russo será recordado por su humildad, su temple ante la adversidad y su amor incondicional por el fútbol. Su legado trasciende las estadísticas: deja una marca imborrable en cada club que dirigió y en todos aquellos que tuvieron el privilegio de compartir el camino con él.